Mons. Ganswein: «Da pena cuando un sacerdote o un obispo no anuncia el Evangelio sino sus propias opiniones o ideas»

(Opus Dei/InfoCatólica) El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, participó en la ceremonia desde el presbiterio, e impuso las manos a los nuevos sacerdotes después del obispo ordenante.

En su homilía, el arzobispo Georg Gänswein exhortó a los nuevos sacerdotes a «permanecer en Cristo»:

«En una época en que se habla tanto de ser 'progresistas', a vosotros se os pide permanecer en Cristo».

En la vida del sacerdote -explicó el arzobispo- alejarse de Cristo «no significa progreso sino declive: El progreso en la fe, en la esperanza y en el amor se da solo cuando permanecemos en Cristo y somos fieles a su palabra. Quien recibe la ordenación sacerdotal, en cambio, ha decidido permanecer en el Señor».

«Nadie se hace sacerdote a sí mismo. El sacerdote está vinculado al mandato de conducir a los hombres a Jesucristo, animarlos a vivir en Él y en su Palabra», les dijo.

Para Mons. Gänswein, «la expresión más hermosa para describir la tarea de un sacerdote es 'el hombre que bendice'. Puede bendecir desde el Señor. Y esta tarea comporta poner la propia vida bajo el misterio de la Cruz, con valentía y humildad».

El sacerdote, añadió, «no es simplemente el representante de una institución que desarrolla algunas funciones, sino que hace algo que ningún hombre puede llevar a cabo por sí mismo, lo hace en nombre de Cristo. En este sentido ser sacerdote no es una función sino un sacramento. Dios se sirve de un pobre hombre para estar con todos los hombres y operar a favor de ellos».

«Da pena cuando un sacerdote o un obispo no anuncia el Evangelio con fuerza e integralmente sino que dispensa sus propias opiniones o ideas», dijo.

El obispo ordenante finalizó la homilía confiando a los 27 nuevos sacerdotes a la Madre del Señor:

«Permaneced toda la vida junto a la Madre: bajo su manto estaréis protegidos porque os encontraréis a la sombra de Cristo, en la luz de la Resurrección. Estando junto a la Madre de Dios, estáis en el lugar adecuado».

Al concluir la ceremonia, Mons. Fernando Ocáriz agradeció la presencia del arzobispo Georg Gänswein, «que nos lleva inmediatamente a la del Santo Padre Francisco, al que deseamos apoyar con nuestra oración». Y se dirigió a las familias de los nuevos sacerdotes: «A todos os digo gracias, gracias por haber colaborado con Dios para hacer germinar en vuestros hijos la vocación al sacerdocio». Nuestro agradecimiento -añadió- se dirige «de un modo especial a san Josemaria, de quien estos nuevos sacerdotes son hijos, para que os guíe desde el Cielo en la misión de servir a todas las almas».

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