Aparecen restos de rituales de santería y satanismo en un monte de Málaga

En el diario Sur, en el apartado “Cosas de la Ciudad” (Málaga), el periodista José Manuel Alday escribía el pasado 22 de febrero la siguiente noticia, que transcribimos en parte.

“Rituales satánicos en Gibralfaro”

Usuarios se encuentran con restos de lo que parecen ser rituales satánicos en senderos apartados del monte. No es la primera vez que sucede, aunque no por eso deja de sorprender a quienes caminan tranquilamente o hacen deporte por los senderos del monte Gibralfaro.

«Paseando la mañana del pasado sábado por el monte de Gibralfaro, concretamente por el vial asfaltado que se inicia por la derecha, unos metros antes de llegar a la entrada del Parador, y termina junto al túnel de Mundo Nuevo, me topé con esta extraña escultura, que se encontraba colocada entre dos ramas al pie de uno de los árboles que flanquean aquel paseo», escribe E. Gross.

«La figura, por sus características, parece representar una divinidad satánica. No es la primera vez que me topo con restos de lo que parecen ser rituales satánicos, en senderos apartados del monte, y que imagino se celebran de noche/madrugada».

Efectivamente, como dice este ciudadano, no es la primera vez que aparece algo parecido en ese lugar. En otras ocasiones nos hemos hecho eco de otros hallazgos, como flores, algunos alimentos y objetos de diversa índole, que evidencian lo que parece ser la celebración de ritos satánicos en aquel lugar.

La policía abrió hace años una investigación tras los vestigios dejados por la celebración de estos supuestos rituales en el monte Gibralfaro, al encontrar unas aves que habían sido sacrificadas. El sacrificio de los animales fue lo que motivó entonces la apertura de la investigación policial, por la que los autores podrían ser denunciados administrativamente por infringir la Ley de Protección de los Animales, al provocar la muerte de animales de modo injustificado. Pero poco más se puede hacer en estos casos.

El sentido de los hallazgos

Recogemos a continuación los comentarios de un experto en la materia de los cultos afroamericanos, José Luis Vázquez Borau, doctor en Filosofía y en Teología, y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

La figura, por lo que se ve en la foto, no es “una divinidad satánica”, sino el orisha Shangó, dios del fuego y la justicia en el culto de la Santería. Violento y justiciero, castiga a los mentirosos. Es la divinidad de la virilidad, el patrón del fuego, el relámpago y el trueno, proporciona victoria sobre los enemigos y toda dificultad.

Más bien se trata de un rito santero para obtener victoria ante una dificultad concreta. El hecho de encontrar “aves sacrificadas, flores y otros objetos” muestra que es un culto a los orishas, donde el sacrificio de animales es fundamental, pues piden y agradecen este alimento.

Para garantizar su eficacia hay que ceñirse a la tradición y a la técnica del sacrificio. La sangre de los animales no debe faltar en las ceremonias más importantes y cada divinidad tiene sus sacrificios favoritos que sirven de alimento para el orisha, pues no es un ser todopoderoso. Por eso el sacrificio le brinda la energía cósmica vital o ashe.

Un orisha puede tener preferencia por el chivo, el carnero, el cerdo, el pez, la oveja o la tortuga mientras que a otro le gustan las aves tales como las gallinas blancas o negras, las palomas, los pollos, el gallo, la guinea, la codorniz, el ganso, el pavo o los patos. Además hay ofrendas que no implican la sangre, tales como la miel, la fruta, el frijol negro cocido y el arroz.

El sacrificio sangriento y su valor

La sangre acrecienta las energías de los dioses. Los mantiene potentes, eficientes y satisfechos de sus adoradores. De esta manera el orisha se alimenta y también se beneficia al santero. Hay que tener en cuenta que para la Santería sin sacrificios no hay salvación ni prosperidad ni seguridad. Además, los dioses no pueden prescindir de la sangre de los sacrificios, porque aumentan sus energías (ashe).

La sangre beneficia a la vez al que la ofrece y a los que participan en el sacrificio, pues les infunde nuevas fuerzas y vitalidad. Así aumenta sus energías y defensas naturales. Mediante el sacrificio se comulga y se estrecha la unión con los orishas, y los mismos beneficios alcanzan los que asisten a la matanza impregnándose de la esencia sagrada y poderosa de la sangre que es “vida de la vida”.

Los santeros justifican el sacrificio de animales afirmando que desde la creación todo pacto entre Dios y el hombre ha sido ratificado por la sangre animal. Por esta razón, concluyen los santeros, Dios siempre ha demandado del hombre un sacrificio de sangre para la ratificación de cada pacto. Como ejemplo de un sacrificio máximo está la muerte de Cristo en la cruz para establecer el nuevo pacto.

Concluyendo, no estamos aparentemente ante un ritual satánico, sino ante un rito santero para pedir protección al orisha o el santo, en este caso santa Bárbara, en adaptación cristiana, o Shangó.

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