En esta entrevista de casi una hora Dante Urbina nos expone su segundo libro de teísmo filosófico: ¡Dios sí existe! Cómo defender racionalmente esta verdad ante ateos, agnósticos e incluso creyentes. En ella aborda las diferencias con su primer libro sobre la existencia de Dios, sobre las razones por las que dedica su tiempo a la apologética y las fechas tentativas de sus próximos libros, sobre su reunión con los premios nobel de economía y por qué se considera ortodoxo y defensor en la fe católica pero hereje en economía y, además, nos dará unos consejos prácticos para las sobremesas y discusiones con ateos a los que tantas veces nos cuesta dar razón de nuestra esperanza.
Sin embargo, no quiero dejar pasar este momento sin resaltar lo que para mí es más importante: Cuando entrevistas a una persona, descubres mucho más de él que lo que se ve en la pantalla, y cuando lo entrevistas dos veces, muchísimo más. De Dante Urbina podemos decir lo evidente, lo que todos pueden ver: que Dios le ha concedido una inteligencia extraordinaria manifestada en sus cátedras universitarias incluso a nivel de maestría, en sus ponencias sobre economía y apologética en su canal de Youtube, en los libros que han motivado estas entrevistas… y también en el hecho de que el agosto pasado Dante fuera uno de los dos peruanos que clasificaron para asistir a la reunión de premios nobel de economía que hubo en Lindau, Alemania, y de los más jóvenes de esa reunión donde, literalmente, se codeó y cenó entre premios nobel.
Incluso, de modo superficial podríamos darnos cuenta, bajo el axioma de ‘dime con quién te juntas y te diré quién eres’, que su perfil no es el de quien busca a toda costa ser conocido y reconocido, pues siendo quizás el apologista católico más destacado de una de las naciones más destacadas en su lucha provida, no se arroga el derecho de aparecer en las primeras filas de las marchas y los eventos más sonados. Él va donde le solicitan y, si se le empieza a ver públicamente, es porque cada día más personas y entidades reconocen la verdad evidente e innegable de que la grandeza de Dante no debe ser pasada por alto.
Pero todo eso es lo que ve cualquiera que se meta en su página web y en su canal de Youtube. Sin embargo, yo he tenido más suerte: he cenado con él, he conversado con él antes y después de las entrevistas, nos hemos reído viendo a las niñas de nuestros amigos jugar, caerse y seguir correteando sin parar. También hemos reído y discutido, siempre amistosamente, sobre todo y nada: sobre la infinitud del universo, los aliens, fútbol, educación y política… como con cualquier persona cuando el ambiente es agradable, la comida es abundante y la compañía supera a todo lo anterior. En definitiva, lo que quiero decir es que yo he tenido la inmensa suerte de conocer al Dante real, al que no se ve en la pantalla. Y lo digo con orgullo, por dos razones:
Porque si algún día el mundo se torna meritocrático y se le da la plataforma que merece, ahí cuando sea famoso y grande, yo podré decir que soy amigo suyo desde antes; pero por sobre todo porque lo que resalta es que Dante es ese grandísimo católico y buen amigo que todos desean tener: es amable, para nada extravagante ni complicado en ningún aspecto (más bien, no me lo imagino regodeándose de estas alabanzas sino muriéndose de vergüenza al leerlas), se puede hablar con él sobre lo que sea porque no es como aquellos intelectualoides que, si no metes tres palabras arcaicas y esdrújulas en tu pregunta te responden con el tono con el que se intenta bajar a un gato de un árbol… Englobándolo todo, Dante da razón de su esperanza porque para eso la tiene y porque es un católico humilde que pone en juego todos sus talentos y los entrega con presteza al dueño de los mismos. El día que Perú aprenda a reconocer a Dante, ese día el Perú será un mejor país.
Javier Gutiérrez
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