(InfoCatólica) El cardenal Antonelli explica el magisterio de la Iglesia:
He dicho que la observancia de la norma moral podría ser considerado erróneamente por la persona como algo imposible, porque en realidad, con la ayuda de la gracia de Dios, siempre es posible observar los mandamientos, también el de ser castos según la propia condición de vida.
El magisterio de la Iglesia lo enseña comprometiendo su autoridad en el grado más alto:
- “Dios no manda lo que es imposible, sino que al mandar algo te exhorta a hacer aquello que puedes, y a pedir lo que no puedes, y te ayuda para que puedas” (Concilio de Trento, DH 1536).
- “Si alguien dice que aún para el hombre justificado y constituido en gracia los mandamientos de Dios son imposibles de observar: sea anatema” (Concilio de Trento, DH 1568).
- “La observancia de la ley de Dios, en determinadas situaciones, puede ser difícil, dificilísima, pero nunca es imposible. Esta es una enseñanza constante de la tradición de la Iglesia” (San Juan Pablo II, Veritatis Splendor, 102).
Es por ello que el purpurado añade:
Para quien reza, cultiva una intensa relación personal con el Señor Jesucristo e invoca, con humildad y confianza, la ayuda de su gracia, es posible observar los mandamientos, y se es un divorciado vuelto a casar, le es posible observar la continencia sexual.
Como consecuencia de ello, el cardenal dice que un sacerdote:
... no debe permanecer en silencio, cuando se encuentra ante la persona de un cristiano que, aún viviendo en una situación conocida públicamente de grave desorden moral, tiene la intención de recibir la sagrada comunión, sacramento de la unidad eclesial, espiritual y visible, que requiere una armonía entre la profesión de la fe y la coherencia objetiva en la forma de vida.
Y recuerda que:
Dado que las normas generales negativas obligan siempre, sin ninguna excepción, el cristiano en situación irregular está obligado ante Dios a hacer todo lo posible para salir del desorden objetivo y armonizar su comportamiento con la norma.
Puede ser que su conciencia, errónea de buena fe, no sea consciente de ello; pero el sacerdote, que le acompaña, le debe guiar con caridad y prudencia para discernir y cumplir la voluntad de Dios para él, hasta llegar a asumir una forma de vida coherente con el Evangelio.
Según informa Sandro Magister, el cardenal Antonelli está compartiendo dicho documento con sacerdotes de diversas diócesis italianas.
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