(Clarín) Militantes mapuches tomaron ayer por la tarde la Catedral de Bariloche, en el centro de esa ciudad de Río Negro, para reclamar que las autoridades de Chile liberen a Celestino Córdova, un machi (autoridad espiritual de esa comunidad originaria) que está detenido en el país sudamericano.
Según precisó el diario de Río Negro, cerca de las 18.30 un grupo de mujeres y chicos mapuches ingresó a la Catedral mientras varios fieles se encontraban rezando y tocaron instrumentos musicales como forma de protesta.
En la nave central de la iglesia, los mapuches les explicaron a los fieles el motivo de su reclamo y pidieron la presencia del obispo de la diócesis de Bariloche, Juan José Chaparro, quien se presentó en el lugar alrededor de las 19 y accedió a conversar con las mujeres.
Le contaron que intentaron llevar el reclamo al Consulado de Chile en Bariloche pero no fueron recibidas y le pidieron que se comunique con las autoridades de Chile para pedir que dejen salir al machi Córdova.
Además reclamaron justicia por la muerte de Rafael Nahuel, de la que se cumplen cinco meses el jueves, y la libertad del lonko Facundo Jones Huala, preso en Esquel a la espera de su extradición a Chile por otro juicio, dispuesta por el juez federal Gustavo Villanueva.
Chaparro accedió al pedido y se comprometió a trasladar el reclamo a las autoridades diplomáticas, por lo que tras una hora de diálogo pacífico las mujeres y los chicos se retiraron de la Catedral.
Córdova fue condenado a 18 años de cárcel por el crimen de Werner Luchsinger (75) y Vivianne Mackay (69), una pareja que en 2013 murió por el incendio intencional de su vivienda en Vicúl, región de La Araucanía. Minutos antes de morir, la mujer había llamado al 911 alertando sobre un ataque de un grupo de mapuches.
«A él se le hizo un montaje y está acusado de participar de un crimen», justificó una de las mujeres mapuches.
Después de 102 días, Córdova finalizó este martes la huelga de hambre iniciada en enero para presionar al Gobierno chileno para que lo autorice a visitar y renovar su «rewue» (altar sagrado donde ofician las ceremonias).
Durante su primer mandato (2010-2014), el presidente chileno Sebastián Piñera había enfrentado cuatro huelgas de hambre de mapuches y no accedió a las demandas de ninguno.
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