(Vatican.news) El bautismo es el comienzo de un proceso, despierta «una dinámica espiritual» que recorre la vida: lo afirmó el Papa Francisco en la mañana del miércoles 18 de abril, en la catequesis que impartió en la Audiencia General.
El Santo Padre volvió a pedir a los fieles recordar la fecha de su bautismo: «porque es un renacimiento y es como si fuera el segundo cumpleaños», dijo. Y también pidió enseñar bien a los niños a hacerse la señal de la cruz . «Regresar a la fuente de la vida cristiana – explicó - nos lleva a comprender mejor el don recibido en el día de nuestro Bautismo y a renovar el compromiso del corresponderle en la condición en que nos encontramos».
El rito de acogida
Sin nombre se es desconocidos, sin derechos ni deberes, mientras que Dios nos llama a cada uno por nombre y nos ama en modo personal, y es por ello que en el rito de acogida se pide el nombre de quien será bautizado:
«Los gestos y las palabras de la liturgia bautismal nos ayudan a comprender el don que se recibe en este sacramento y a renovar el compromiso de corresponder mejor a esta gracia», dijo en la catequesis que impartió en español. Y siguió:
«En el rito de acogida del bautismo, se pide el nombre del que va a ser bautizado. El nombre indica la identidad de una persona. Dios nos llama por nuestro nombre, nos ama personalmente. El bautismo despierta en nosotros la vocación a vivir como cristianos, lo que implica una respuesta personal por nuestra parte. Pero no termina ahí: a lo largo de los años, Dios sigue llamándonos por nuestro nombre, para que cada día nos parezcamos más a su Hijo Jesús».
La fe no puede ser comprada
Volverse cristianos, afirmó seguidamente el Papa, «es un don que viene de lo alto». «La fe no se puede comprar» pero se puede pedir y recibir como en don. La formación de los catecúmenos y la preparación de los padres, tienden a despertar esa fe:
«A continuación, los catecúmenos adultos manifiestan su deseo de ser recibidos en la Iglesia, mientras que los niños son presentados por sus padres y padrinos, que piden para ellos el don del bautismo. El celebrante y los padres hacen después el signo de la cruz sobre la frente del niño, expresando así que está a punto de pertenecer a Cristo, que nos ha redimido con la cruz. Toda nuestra vida, palabras, pensamientos y acciones, están bajo el signo de la cruz, es decir, del amor de Cristo hasta el extremo. Cada vez que hacemos la señal de la cruz, como al despertarnos, antes de las comidas, ante un peligro o antes de dormir, expresamos nuestra pertenencia a Cristo».
Enseñar a los niños a hacerse bien la señal de la cruz
«Pero me gustaría volver a un tema del les hablé», añadió en este mismo punto en la catequesis en italiano. «¿Nuestros hijos saben cómo hacer bien la señal de la cruz? Enseñen a los niños a hacerse bien la señal de la cruz. De niños, si lo aprenden de niños, lo harán bien más tarde, cuando crezcan».
Tras la catequesis, en los saludos que dirigió a los fieles de lengua española, les invitó a pedir a la Virgen María que en este tiempo de Pascua «nos ayude a renovar la gracia del bautismo que hemos recibido, para vivir cada día más unidos a Cristo como miembros de la Iglesia». Mientras que a los jóvenes, los ancianos, los recién casados, los enfermos, les invitó a ver «en Jesús Resucitado vivo y presente entre nosotros, el verdadero Maestro de vida. Que su intercesión les obtenga serenidad y paz y su enseñanza les sea de impulso en el camino cotidiano hacia la santidad», concluyó.
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