(USCCN/InfoCatólica) La orden anula la política conocida como la de Ciudad de México y la de Promoción de la Vida en la Salud Global, que había separado el aborto de las actividades de planificación familiar y garantizaba que el dinero de los contribuyentes estadounidenses sólo se destinara a organizaciones que acordaran prestar servicios sanitarios de forma que se respetara la dignidad de todas las personas.
El arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, en Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y el obispo David J. Malloy de Rockford, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional, han hecho público el siguiente comunicado:
«Es lamentable que uno de los primeros actos oficiales del presidente Biden promueva activamente la destrucción de vidas humanas en las naciones en desarrollo. Esta Orden Ejecutiva es contraria a la razón, viola la dignidad humana y es incompatible con la enseñanza católica. Nosotros y nuestros hermanos obispos nos oponemos firmemente a esta acción. Instamos al Presidente a utilizar su cargo para el bien, dando prioridad a los más vulnerables, incluidos los niños no nacidos. Como el mayor proveedor de atención sanitaria no gubernamental del mundo, la Iglesia católica está dispuesta a trabajar con él y con su administración para promover la salud de la mujer en todo el mundo de manera que se fomente el desarrollo humano integral, salvaguardando los derechos humanos innatos y la dignidad de toda vida humana, empezando por el vientre materno. Para servir a nuestros hermanos y hermanas con respeto, es imperativo que la atención comience por asegurar que los no nacidos estén libres de violencia, reconociendo a cada persona como hijo de Dios. Esperamos que la nueva administración trabaje con nosotros para satisfacer estas importantes necesidades».
La medida tomada por Biden no pilla a nadie por sorpresa pues fue anunciada en la campaña electoral y confirmada por uno de sus nombramientos para el Departamento de Salud.
No es la única orden ejecutiva del nuevo presidente de EE.UU contraria a la fe católica que dice profesar. También está promoviendo la ideología de género redifiniendo el significado del sexo.
Todo ello no va a impedir que el arzobispo de Washington, cardenal Wilton D. Gregory, haya declarado que no piensa negar la comunión a Biden, a pesar de contravenir el sentido común y la propia norma de la Iglesia.
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