(El País) Las estadísticas convierten julio en el mes más violento en la zona metropolitana durante los últimos dos años, desde cuando los periodistas Román Camacho y Darvinson Rojas, especializados en materia de seguridad, recopilan de forma autónoma datos suministrados por fuentes de la morgue. Camacho y Rojas difundieron la información vía Twitter. Solo durante el último fin de semana, llegaron a la morgue caraqueña 43 cadáveres. En junio, llegaron 500 cuerpos.
Con estas cifras, Caracas se confirma como la ciudad más violenta del planeta, tras superar en 2015 a San Pedro Sula, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública, una ONG con sede en México. La capital venezolana sufre al año 119 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a 111 de la ciudad hondureña, que ha encabezado este ranking durante los últimos cuatro años. Sin embargo, son cifras no oficiales, ya que Venezuela dejó de publicarlas.
Desde 2005 el Gobierno venezolano prohibió difundir las cifras de criminalidad en el país, que hasta entonces se hacían públicas mediante un boletín semanal de la policía judicial. La medida intentaba cerrar el suministro de información para los medios y evitar, así, que estos la «manipularan» para perjudicar al régimen chavista.
Preocupación
La inseguridad ha sido por muchos años uno de los principales temas de preocupación en Venezuela, junto a Honduras y El Salvador, los países que desde hace años encabezan los ranking internacionales de la violencia. El propio presidente Hugo Chávez llegó a atribuir la prominencia del asunto en los estudios de opinión a lo que llamó una «sensación de inseguridad» alimentada por la prensa con propósitos políticos.
En una entrevista concedida en 2013 al diario El Nacional de Caracas, el entonces ministro del Interior y Justicia y hoy disidente del chavismo, general Miguel Rodríguez Torres, admitió la existencia de ese apagón informativo oficial, que, según sus declaraciones, propuso cambiar. «Le dije [al presidente Maduro] que en algún momento hay que empezar a dar cifras».
A partir de ese año, los periodistas se han visto obligados a informar sobre los crímenes y estadísticas de la delincuencia a partir de filtraciones de sus fuentes, conversaciones con deudos de los fallecidos o del simple conteo de ingresos a las puertas de la morgue principal de Caracas, un viejo edificio en la urbanización Colinas de Bello Monte del sureste de la ciudad.
El conflicto entre la prensa y la policía se ha visto azuzado estos días, cuando el Gobierno ha levantado una valla con alambre de púas por el perímetro de la sede de la morgue. El vallado impide el acceso de los periodistas al lugar y los tienen alejados de los familiares que aguardan a las afueras del complejo noticias sobre los fallecidos.
Este miércoles, un puñado de periodistas cercanos a las fuentes policiales desplegó una pancarta frente a la morgue en protesta por las nuevas limitaciones.
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