(InfoCatólica) «Educar para acoger el don de la vida», es el lema de la Jornada por la Vida 2018 que la Iglesia en España celebra hoy 9 de abril. La celebración coincide, como cada año, con la solemnidad de la Anunciación del Señor, que normalmente se celebra el 25 de marzo pero este año se ha atrasado porque coincidió con el Domingo de Ramos.
En numerosas diócesis españolas durante la Jornada por la Vida se celebrará una Eucaristía en donde se bendecirá a las mujeres embarazadas y a los niños menores de dos años.
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao; Mons. Francisco Gil, Arzobispo emérito de Burgos; Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares; junto con Mons. José Mazuelos, Obispo de Jerez de la Frontera y Mons. Juan Antonio Aznárez, Obispo Auxiliar de Pamplona y Tudela, han publicado un mensaje.
En él afirman que en la cultura actual están presenten algunas visiones reductivas sobre el don de la vida, como aquella que considera «la vida humana como un elemento más de la naturaleza general, como si fuera un punto insignificante en un despliegue cósmico». Sin embargo, subrayan, «toda vida humana es única e irrepetible, valiosa y digna, sean cuales sean las circunstancias en las que se desenvuelve».
Otra de las visiones, añaden los obispos, es la que reduce la vida humana al concepto de calidad de vida, afirmando que hay varias vidas que no son dignas de ser vividas; y aquella concepción que considera que el valor de la vida es el que la sociedad le da. «Una vida sería valiosa dependiendo de su aportación». Y recuerdan a continuación las palabras de san Juan Pablo II en la Encíclica ‘Evangelium vitae', quien señaló: «La vida siempre es un bien».
En este sentido, los obispos reflexionan a partir de una pregunta: «¿cómo mostrar de modo convincente que toda vida es valiosa?». Ante la cual responden: «Debemos recibir gozosamente la propia vida con gratitud, pues solo si nos aceptamos y nos queremos tal y como somos podremos amar y respetar a los demás. Cuando uno se sabe amado incondicionalmente por Dios es consciente de su propia dignidad, y también sabe que los demás son igualmente amados y valiosos».
En esa tarea de respeto a la dignidad de la persona, los obispos apuntan a la familia como «el lugar primero y privilegiado para educar en la acogida del don de la vida» y la califican de «santuario de la vida» porque es el único lugar en el que cada uno «es querido por sí mismo».
«En la familia se aprende, sin necesidad de discursos, que la vida de todos sus miembros es digna y valiosa en todas sus etapas», apuntan. «Y si el nuevo miembro de la familia llega con dificultades o con alguna discapacidad, todos se vuelcan en ayudarle y en protegerle», aseguran en el mensaje.
Una acogida también para las personas mayores, a pesar de las dificultades económicas, de espacio en las viviendas o laborales, y a la que los obispos animan así: «El corazón nos dice que honrar y cuidar a nuestros padres, mostrarles gratitud y amor, ocuparnos de quienes lo hemos recibido todo, es lo justo y nos hace mejores; aunque haya voces que nos digan que son un problema y nos complican la vida, debemos continuar cuidándolos con amor».
Asimismo, hacen especial mención sobre el papel del Estado como promotor de la familia: «El papel de la familia en la edificación y desarrollo de la sociedad y de la cultura de la vida es insustituible. El Estado debe apoyar y promover el papel de la familia para que pueda acoger y cuidar a sus miembros, más allá de sus circunstancias vitales, permitiendo a la familia cumplir su misión de custodiar, revelar y comunicar el amor».
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida terminan su mensaje para la jornada pidiendo a la Virgen por «aquellas personas que tienen encomendada la tarea de la educación, el cuidado y el gobierno de las personas», para que promuevan el «reconocimiento de toda vida humana como un don inmenso recibido de Dios, por encima de su utilidad o de cualquier otro condicionamiento».
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