(Gaudium Press/InfoCatólica) El próximo domingo, día 15 de abril, en Vohipeno, Madagascar, representando al Papa Francisco, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, presidirá la celebración de la ceremonia de beatificación de Lucien Botovasoa.
Luciem fue un fiel laico, padre de familia y miembro de la Tercera Orden Franciscana que fue muerto por odio a la Fe en 1947.
A Vatican News, el Cardenal Amato ofreció informaciones a propósito de quien era el nuevo Beato:
Lucien Botovasoa nació en 1908 en Vohipeno, una pequeña ciudad cerca de la costa sudeste de Madagascar, donde los misioneros llegaron en 1899.
Primero de nueve hijos, frecuentó la escuela católica, siendo bautizado a los 14 años con el nombre Lucien en la parroquia de Vohipeno el 15 de abril de 1922, Domingo de Pascua.
En el mismo día él hizo su Primera Comunión y al año siguiente recibió la Confirmación.
Fue martirizado el 16 de abril de 1947.
Otras beatificaciones en Madagascar
El Cardenal respondió a una pregunta de Vatican News sobre otras beatificaciones en Madagascar:
La Iglesia de Madagascar fue bendecida con la beatificación de Vittoria Rasoamanarivo y de Rafael Rafiringa, un religioso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y un conocido exponente de la cultura malgache.
Lucien Botovasoa fue un cristiano verdaderamente ejemplar.
En la escuela de Jesús, Divino Maestro, Lucien enseñaba a hacer el bien, a vivir en paz con los otros, a formar una comunidad fraterna, acogedora y respetuosa.
Al odio él respondía con la caridad, a la división con la comunión, a la mentira y al mal con el bien.
Era un auténtico maestro de la vida buena: un buen ciudadano, un padre amoroso, un marido dedicado.
Cualidades humanas
Prosiguió el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos:
Lucien Botovasoa tenía una inteligencia brillante. Después de cuatro años de estudio (1924-1928) en el colegio jesuita de Fianarantsoa, obtuvo un diploma de profesor, tornándose inmediatamente instructor en el instituto parroquial en Vohipeno. Su lema era: Ad majorem Dei gloriam.
A los 22 años se casó con Suzanne Soazana, con quien tuvo 8 hijos. Cristiano convicto y entusiasta, quiso vivir la santidad en la vida conyugal.
Descubre el manual de la Orden Tercera Franciscana y forma una primera fraternidad. Hace la profesión el 8 de diciembre de 1944.
A partir de aquel día se torna de una pobreza y una devoción extraordinarias: abandona las bellas ropas y se contenta con sandalias simples, camisa y pantalón.
Ayuna los miércoles y viernes.
Se levanta a la medianoche para rezar de rodillas, después va a la iglesia a las cuatro, quedándose allá hasta la hora de la misa.
Franciscano en el alma, es siempre alegre, reza continuamente, donde quiera que vaya siempre tiene el rosario en la mano.
¿Por qué fue muerto?
Durante una revuelta por la independencia el 30 de marzo de 1947, Domingo de Ramos, Lucien fue preso y condenado a muerte por su fe cristiana.
Llevado para el río, Lucien reza, diciendo:
«Dios mío, perdona a mis hermanos. Que mi sangre derramada por tierra sea para la salvación de mi patria».
Él fue decapitado y el cuerpo arrojado al río. Él muere mártir, siguiendo el ejemplo de Jesús, el Divino Maestro.
Legado del Beato Lucien
Para el Cardenal Amato, Lucien dejó un legado:
Él nos enseña a vivir integralmente el Evangelio, que es el libro de la vida y no de la muerte, del amor y no del odio, de la fraternidad y de la no discriminación. Lucien fue muerto no por haber ofendido y ultrajado al prójimo, sino solamente por haber vivido como hombre libre y justo. Para nosotros, él deja un gran ejemplo y un importante legado: el perdón al prójimo, incluso el perdón a los enemigos y la invitación para vivir en fraternidad y en paz con todos.
Es esta la única ley del Evangelio.
Esta fue la ley de la vida del Beato Lucien Botovasoa.
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