(La Vanguardia) El Banc dels Aliments de Barcelona ha salido al paso de la polémica surgida en redes sociales y difundida en grupos de Whatsapp a raíz de la decisión tomada de dejar de suministrar comida al convento de los Capuchinos de Sarrià.
El director de la entidad que centraliza el reparto en la provincia de Barcelona, Lluis Fatjó-Vilas, ha relatado en rueda de prensa que esta medida no tiene relación alguna con la política catalana y que responde únicamente a que la congregación «no se aviene a llevar un control de a quién le entregan los productos ni se someten a la coordinación de los Servicios Sociales municipales».
La alerta saltó cuando el Banco de Alimentos no suministró la comida del mes de abril a la congregación religiosa, que a principios del mes de marzo acogió una plegaria por los políticos catalanes encarcelados y acusados de rebelión, sedición y malversación.
Fatjó-Vilas ha negado tajantemente que esta retirada temporal del suministro de alimentos a los capuchinos tenga ninguna motivación política, tal como circula por las redes sociales. Según asegura, el problema radica que su entidad lleva «un año pidiendo a los capuchinos de Sarrià que justifiquen la entrega de los alimentos y que se coordinen con los Servicios Sociales del distrito, como hacen 322 entidades y como está estipulado».
«No hay ningún componente político en la decisión, de hecho es una cuestión de procedimiento que arrastramos con ellos desde hace dos años», ha insistido Fatjó-Vilas, que ve «ridícula» y «sacada de contexto» la correlación con la misa sobre los presos. «Desde hace un año los capuchinos de Sarrià no tienen ninguna relación con los Servicios Sociales, no cumplen la normativa ni hacen un seguimiento integral de las personas que atienden ni tienen un control de los alimentos que reparten y, como no siguen estos procedimientos, hemos tenido que suspender temporalmente su distribución, hasta que cumplan los requisitos», ha aseverado.
Los capuchinos responden
La congregación de frailes de Sarrià recuerda que la relación con el Banco de Alimentos se remonta a hace más de 20 años y que no ha variado su política caritativa. La comida que repartían hasta este marzo llegaba a «800 beneficiarios» y ahora «voluntarios y congregación cristiana están ayudando a suplir esta carencia». Confirman que el pasado día 26 de marzo el Banco de Alimentos les comunicó que ya no les darían más productos hasta que no cumpliesen los requisitos, como cualquier otra entidad colaboradora.
Frente a la acusación de falta de transparencia, los capuchinos de Sarrià niegan rotundamente que incumplan las normas: «Lo que pasa es que nosotros atendemos a todos». «Les pedimos que lleven el certificado de Servicios Sociales, pero si no lo tienen también los ayudamos», han afirmado fuentes de los Capuchinos a la agencia ACN. «Muchas veces son personas que llaman a nuestra puerta después de no obtener respuesta de los Servicios Sociales porque, por ejemplo, no están empadronados. ¿Qué tienen que hacer, tener la boca cerrada mientras no tengan el certificado?», critican.
Fuentes de la comunidad han explicado que en una misa pidieron ayudas para atender a las personas en situación de pobreza, sin que esta petición tuviera nada que ver con la oración para pedir la libertad de los políticos independentistas en prisión preventiva. «Es un problema entre el Banc dels Aliments y nosotros», subrayan. Grupos de voluntarios ya han pedido a la ciudadanía ayudas puntuales en forma de alimentos o donativos económicos para mantener el servicio hasta finales de curso, con el objetivo de «continuar con el servicio y ayudar, como siempre, a la gente que llama a la puerta» de la congregación.
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