82.- Los neomodernistas pretenden que el alma de la Modernidad, es decir, el principio de subjetividad, anime el pensamiento católico. En esta animación encuentran su modernización. Para hacer posible esta supuesta actualización del catolicismo, imaginan un componente subjetivo en la teología moral a tener en cuenta, aunque no saben exactamente cómo ni con qué implicaciones.
Sólo protestan por el objetivismo tradicional y apelan a la experiencia de cada uno, a su hipotética singularidad irrepetible, no se sabe con qué consecuencias doctrinales. Recientemente, sin embargo, Amoris laetitia ha dado el paso que faltaba, y ha afirmado sin tapujos la supuesta necesidad de incorporar el juicio subjetivo de la conciencia singular a los principios doctrinales y pastorales. De forma que, gracias a esta incorporación subjetivista, la calificación moral del adulterio no sea ni blanca ni negra, ni buena ni mala, sino abierta y matizada por aspectos intangibles del fuero interno.
83.- El recurso al mundo interior de la conciencia subjetiva es una artimaña típica del existencialismo ético. La ley moral es reducida a inspiración, la ley deja de ser aplicable a todo caso y por tanto pierde universalidad; el juicio moral se considera incompleto sin el aporte de la subjetividad; y los principios morales se difuminan en consideraciones fatuas sobre el mundo de la conciencia.
84.- No lo confiesan explícitamente, pero del principio de subjetividad los neomodernistas deducen implenitud de la ley moral. Amoris laetitia es la constatación de la insana “creatividad” situacionista, conforme a la asimilación irresponsable del alma de la Modernidad. Amoris laetitia es consecuencia del personalismo y de la Nueva Teología. Porque personalismo y Nueva Teología son los responsables de la introducción del principio hegeliano de la subjetividad en el numen católico.
La Iglesia en el Maelstrom, I: Contracorriente , II: Sol faciado, III: Apego insensato, IV: Cruz en el Maelstrom, V: Contra las aguas corruptas, VI: Desde lo alto siempre, VII: Doctrina escamondada, VIII: Injerto y mutación, IX: Traición y afán de novedades, X: Misteriosismo y verdad sin doctrina
La Iglesia en el Maelstrom, XI, Subjetivismo pastoral, XII: Domesticar la Revolución, XIII: Sin Cruz y sin justicia, XIV: Titanismo y caída, XV: La ofensiva marxista y conservadora, XVI: Conservadurismo neomodernista, XVII: Falsas doctrinas redivivas, XVIII: Metástasis del Leviatán, XIX: Burocrativismo teológico, XX: Doctrina ensordecida, XXI: Neomodernismo y principio hegeliano
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