(Gaceta/InfoCatólica) Los problemas políticos y económicos, junto a las violaciones a los derechos humanos, lamentablemente se han vuelto algo común en el pueblo cubano. Víctimas de una tiranía comunista, las vidas de los pobladores son constantemente amenazadas y llevadas a un riesgo extremo, con cortes de luz y agua por prolongadas horas e incluso días.
A todo esto, se le suma el bajo poder adquisitivo y la imposibilidad de gozar de una alimentación básica y suficiente dados los miserables sueldos que maneja el país. Sin embargo, por si no era suficiente, desde el año 2020 los pobladores de la isla son expuestos a la muerte de una nueva manera, ahora, mucho más directa: la pésima gestión del gobierno respecto a la pandemia mundial por COVID-19.
En los últimos días, los contagios diarios en la isla son cada vez más resaltantes. Solo el 29 de julio fueron reportados 8.607 nuevos casos (sumando 366.985) y 68 muertes (totalizando 2.628) por el Ministerio de Salud Pública. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha marcado a Cuba como el primer país de Latinoamérica y el sexto del mundo con mayor número de contagios en base a su densidad poblacional.
Según Clarissa Etienne, directora de la OPS, Cuba atraviesa el peor momento de la crisis de salud pública y es una cuestión alarmante, pues solo en los últimos días se han reportado alrededor de 7.000 infecciones en menores de edad y 44 en mujeres encinta.
La situación no es casualidad, pues el régimen de Díaz Canel y los Castro son los principales culpables de todo lo mencionado, dado que, junto a Venezuela, fueron los únicos dos países de Iberoamérica que no recibieron vacunas del programa Covax contra el COVID-19.
La razón que el gobierno dio a la población respecto a esta terrible decisión, fue el supuesto desarrollo independiente de vacunas que llevarían a cabo para la inmunización general del pueblo, además de los efectos secundarios que se rumoreaba causaban las vacunas del laboratorio Astra-Zeneca.
Esto trajo numerosas consecuencias negativas. En los últimos dos meses, plazo que coincide con el tiempo en que más se han incrementado los contagios y fallecimientos en la región, se comenzaron a suministrar a la población los dos principales vacunales cubanos «Soberana II» y «Abdalá».
Lo que se ha podido conocer sobre Abdalá y Soberana II es poco, ya que hasta hace un mes ninguna revista científica mundial había anunciado algún tipo de información que respaldara la efectividad de inmunización de estas contra el virus, además de que todavía no cuentan con las pruebas y certificaciones suficientes para ser valoradas como vacunas eficaces.
La decadente situación no solo afecta a los ciudadanos comunes, sino también a los propios miembros cercanos al gobierno castrista. En solo 10 días han muerto debido a complicaciones causadas por COVID-19, 6 altos mandos militares de la revolución.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), cuya sede está ubicada en Madrid, ha declarado que el régimen cubano evita, por todos los medios posibles, informar sobre las verdaderas cifras de fallecimientos producidos en la isla a causa de la pandemia.
Alejandro González, directivo del observatorio, informó al portal cubano «14 y medio»: «Cuando un ciudadano muere por COVID-19, no es apuntado en las actas oficiales. En su lugar, se justifica con neumonía o trombo-embolismos pulmonares».
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