(InfoCatólica) Las históricas y pacíficas protestas en la isla de Cuba el domingo estuvieron causadas por la falta de libertad, crisis sanitaria y de abastecimiento ha impulsado las manifestaciones en la isla que han sido reprimidas con detenciones y violencia. Los cubanos no pedían vacunas o pan, gritaban «libertad», «¡abajo la dictadura!», «queremos libertad», «no tenemos miedo» o «patria y vida».
La respuesta de la dictadura cubana fue de más represión. El dictador, Miguel Díaz-Canel convocó a la violencia por la televisión nacional: «La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios». Y aseguró que está dispuesto a defender la revolución «al precio que sea necesario». El mandatario cubano, sorprendido por las manifestaciones espontáneas que estallaron en varias ciudades del país - incluida La Habana - hizo un llamamiento a sus adeptos para que «salgan a las calles donde quiera que se vayan a producir estas provocaciones, desde ahora y en todos estos días».
A pesar de negar la represión, la realidad que recogían las redes sociales (que pudieron evitar el apagón informativo impuesto por el corte de internet en la isla) y algunos medios independientes era muy distinta ayer. Algunos de ellos confirmaba la existencia de varias personas heridas en Camagüey, según informó ‘14ymedio’;así como de decenas de desaparecidos o detenidos.
«Han tenido la respuesta que se merecían, y la van a seguir teniendo, como ha pasado en Venezuela», aseguró Díaz-Canel durante su comparecencia.
Entre los represaliados se encuentran sacerdotes, como el P. Castór Álvarez. El MCL, que exigió ayer la libertad para Cuba, denunció el lunes que su coordinador nacional Eduardo Cardet Concepción está siendo «acosado y literalmente cercado por representantes del régimen y turbas».
Comunicado de los obispos cubanos
Los obispos de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba han instado a buscar «acuerdos comunes» para acabar con la situación de protestas en el país desde el pasado 11 de julio.
«No se llegará a una solución favorable por imposiciones, ni haciendo un llamado a la confrontación, sino cuando se ejercite la escucha mutua»
En una muy medida nota, los obispos entienden que «el Gobierno tiene responsabilidades y ha tratado de tomar medidas para paliar las referidas dificultades, pero también comprendemos que el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas y, a su vez, a expresar públicamente cómo algunas medidas que han sido tomadas le están afectando seriamente». Es necesario, advierten, «que cada persona aporte su creatividad e iniciativa y que cada familia trabaje por su propio bienestar, sabiendo que cuando eso ocurre, se está trabajando por el bien de la nación».
En estos momentos, como pastores «nos preocupa que las respuestas a esos reclamos sea el inmovilismo que contribuye a dar continuidad a los problemas, sin resolverlos. No solo vemos que las situaciones se agravan, sino, también que se camina hacia una rigidez y endurecimiento de posiciones que pudieran engendrar respuestas negativas, con consecuencias impredecibles que nos dañarían a todos».
Por tanto, en medio de esta situación, los obispos cubanos piden que «se busquen acuerdos comunes y se den pasos concretos y tangibles que contribuyan, con el aporte de todos los cubanos sin exclusión, a construir la patria «con todos y para el bien de todos». En este punto, hacen mención a las palabras del Papa Francisco, que «nos enseña que las crisis no se superan con el enfrentamiento sino procurando un entendimiento».
Se desconoce quiénes deben ser los «intelocutores» de ese tan deseado diálogo para el entendimiento. Las protestas que comenzaron en dos ciudades al sur de La Habana y luego se extendieron por el país no están encabezadas por nadie, en Cuba no hay partidos políticos, tal como dice su constitución:
«El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado».
No hay nadie más reconocido como interlocutor. La situación actual es la de unos miles de ciudadanos que se juntan en la calle a gritar, sin ningún acto de violencia hasta la fecha y el aparato represor con 62 años de entrenamiento.
Texto del comunicado
A todos los cubanos de buena voluntad:
Hermanos, no podemos cerrar los ojos o entornar la mirada, como si nada estuviera sucediendo, ante los acontecimientos que ha vivido nuestro pueblo en el día de ayer, domingo 11 de julio, y que en algunos lugares continúan hoy, donde en medio de las restricciones por el aumento de contagio con el Covid-19 y, a pesar de ello, salieron a las calles miles de personas en ciudades y pueblos de Cuba, protestando públicamente, expresando su malestar por el deterioro de la situación económica y social que vive nuestro pueblo y que se ha acentuado de manera significativa.
Entendemos que el Gobierno tiene responsabilidades y ha tratado de tomar medidas para paliar las referidas dificultades, pero también comprendemos que el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas y, a su vez, a expresar públicamente cómo algunas medidas que han sido tomadas le están afectando seriamente. Es necesario que cada persona aporte su creatividad e iniciativa y que cada familia trabaje por su propio bienestar, sabiendo que cuando eso ocurre, se está trabajando por el bien de la Nación.
En estos momentos, como pastores nos preocupa que las respuestas a esos reclamos sea el inmovilismo que contribuye a dar continuidad a los problemas, sin resolverlos. No solo vemos que las situaciones se agravan, sino, también que se camina hacia una rigidez y endurecimiento de posiciones que pudieran engendrar respuestas negativas, con consecuencias impredecibles que nos dañarían a todos.
No se llegará a una solución favorable por imposiciones, ni haciendo un llamado a la confrontación, sino cuando se ejercite la escucha mutua, se busquen acuerdos comunes y se den pasos concretos y tangibles que contribuyan, con el aporte de todos los cubanos sin exclusión, a construir la Patria «con todos y para el bien de todos». Esa es la Patria que queremos.
Nos enseña el Papa Francisco y, a su vez, las experiencias vividas, que las crisis no se superan con el enfrentamiento sino procurando un entendimiento.
La violencia engendra violencia, la agresividad de hoy abre heridas y alimenta rencores para mañana que costará mucho trabajo superar, por eso invitamos a todos a no incentivar la situación de crisis, sino con serenidad de espíritu y buena voluntad, ejercitar la escucha, la comprensión y la actitud de tolerancia, que tenga en cuenta y respete al otro para juntos buscar caminos de una justa y adecuada solución.
A la Virgen de la Caridad, Reina y Madre de todos los cubanos, siempre manantial de reconciliación, pedimos haga de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas, donde prevalezcan la búsqueda de la verdad y el bien común.
La Habana, 12 de julio de 2021.
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