(AsiaNews) - Aún se desconoce el paradero del obispo de Xinxiang (Henan). Mons. Joseph Zhang Weizhu fue detenido en mayo junto con 10 sacerdotes y otros tantos seminaristas.
Según fue informado por AsiaNews, la policía detuvo a Mons. Zhang en el seminario de Cangzhou (Hebei). Según la versión oficial de los hechos, en el momento de la detención, las autoridades habían invitado al obispo y a los sacerdotes «a tomar un té». Hasta el momento, la policía dejó en libertad a los 10 religiosos y envió a los seminaristas a su casa. Sin embargo, Mons. Zhang aún no ha regresado a su domicilio.
El obispo de Xinxiang se desempeña en el cargo desde 1991. El prelado es reconocido por la Santa Sede, pero no así por el gobierno chino, lo cual lo convierte en un «delincuente». De la misma manera, los 10 sacerdotes detenidos también son vistos como «criminales» porque se niegan a adherir a la llamada «Iglesia Independiente» y a someterse al Partido Comunista Chino (PCC), como exigen los Nuevos Reglamentos sobre las Actividades Religiosas.
La detención de monseñor Zhang demuestra una vez más que el acuerdo entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos no ha cambiado la dinámica del pasado. El PCC sigue controlando férreamente las actividades del personal religioso.
La comunidad católica de Xinxiang denunció el trato recibido por Mons. Zhang y los sacerdotes. Los clérigos fueron aislados y sometidos a «sesiones políticas». Los fieles creen que los sacerdotes sufrieron un verdadero «lavado de cerebro», en el que se inculcan los principios de libertad religiosa acordados por el Partido.
Muy preocupados por la situación de su pastor, los creyentes de la diócesis han escrito una oración para pedir paz y libertad para el obispo: «Señor Dios nuestro, Padre de todos los pueblos, has elegido a tu siervo, el obispo Zhang Weizhu, para que sea el pastor de tu pueblo. Te pedimos que le concedas fuerza y coraje para afrontar las dificultades que se le presenten durante su ministerio; te pedimos que le des paz física e interior. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos».
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